He visto, EL ABRAZO DE LA SERPIENTE; me ha conmovido. Me niego a retomar el acontecimiento de que está tratando, o, del trabajo investigativo que ha inspirado al guionista-director, para hacer la película que nos muestra; me siento, si, con el deber de expresar un par de aspectos que considero importantes, como espectador comprometido con lo que veo y que afecta mi visión y comprensión del mundo que vivo. Es una película necesaria para este país; le llega en el momento preciso como punto de partida para cualquiera de las comisiones de la verdad, acordadas en Cuba y con el deber de extenderlas a todo Colombia; su aporte a nuestra memoria es importantísimo.
Se reconoce en el hoy que nos muestra la película, el proceso de conquista que aún en este siglo de post-modernidad, continúa, con todo el horror, que la palabra oculta con su sentido erótico y seductor, hasta traernos guerrilla, paramilitarismo, falsos positivos; continúa dejándonos una huella de resentimiento corporal y mental, que obnubila la razón abandonados en esta tendencia a la violencia que nos hereda; o nos llena de compasión por una pérdida de pureza inexistente en nuestro origen, al que tendemos a deificar sobre un ancestro ignorado, en el olvido.
Es una película sin actores. Innecesarios; o los necesarios; para mostrar la huella del ancestro y sus dolores toma los personajes naturales, los correspondientes al medio en que rueda la película; muestra el acontecimiento con un carácter documental que magnifica la noción de verdad reconocida, lo que conmociona.
Una recomendación, de edición urgente, para mis colegas y amigos, que no la hayan visto; para mis alumnos y exalumnos de dramaturgia y para toda mi base de datos; es importantísimo verla, es un deber recomendarla. Verla es un acto de conciliación con la razón; pensarla, y éste es el proceso de la búsqueda de la coherencia, nos acercará a la reconciliación con la vida que nos ha tocado y el compromiso de participar en su cambio; Es acercarse a la democracia. Un abrazo a la serpiente. Gracias.